En una economía circular que busca, como objetivo último, conseguir un mundo sin residuos, en el que los productos puedan tener una segunda vida, la innovación ascendente o ‘upstream innovation’ se postula como una de las vías más prometedoras para alcanzarlo. Y consiste en rastrear un problema hasta su causa raíz y abordarlo allí. Es decir: en lugar de averiguar cómo lidiar con grandes cantidades de desechos, evitar que se generen desde un principio.

Así, la innovación ‘upstream’ requiere un cambio de mentalidad ya que se trata de repensar en cómo está estructurada la forma en la que se hacen llegar los productos y servicios a los usuarios, con el foco puesto en evitar la generación de residuos. En definitiva, este modelo consiste en repensar el embalaje, el producto y el modelo de negocio para prevenir y eliminar los residuos de envases. Así lo recoge la Guía Completa de Innovación Upstream’, elaborada por la Fundación Ellen MacArthur.

Repensar el embalaje, el producto y el modelo de negocio para prevenir y eliminar los residuos de envases

  • Repensar el embalaje: Significa innovar a nivel de diseño de embalaje (concepto de embalaje, formato, componentes, elección de material) para proporcionar la misma función esencial de conservación del producto, mientras se eliminan los residuos. Un ejemplo de ello es pasar de formatos de embalaje no reciclables a reciclables.
  • Repensar el producto: Consiste en innovar a la hora de diseñar el producto (formulación del producto, concepto, forma, tamaño) para cambiar las necesidades de embalaje, manteniendo o mejorando la experiencia del comprador. Ejemplo de ello es cambiar un producto físico por uno digital o uno líquido por uno sólido.
  • Repensar el modelo de negocio: Supone innovar a nivel de diseño del sistema (modelo de negocio, cadena de suministro, ubicación de la producción, entrega del producto) para cambiar las necesidades de embalaje. Por ejemplo, vender productos en envases recargables o retornables, en lugar de envases de un solo uso. Localizar la producción, de modo que se pueda garantizar la frescura sin depender del embalaje complejo, a menudo menos reciclable, que se requiere con frecuencia en las cadenas de suministro globales.

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Sin embargo, aunque pueda parecer lo contrario, los beneficios del movimiento ascendente van más allá de abordar el desperdicio de envases y la contaminación, y genera también beneficios económicos:

Abordar los desechos plásticos y la contaminación

Al rediseñar productos, materiales y servicios, es posible evitar la creación de residuos en primer lugar. Coca-Cola, por ejemplo, con su modelo de reutilización de PET que, en América Latina, impide la producción de 1.800 millones de botellas de un solo uso al año.

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Brindar las soluciones que los clientes desean

La contaminación derivada de los plásticos ha atraído una amplia atención pública y los clientes recompensan cada vez más a las marcas que ofrecen soluciones reales en esta materia, como Unilever Sustainable Living, que, en 2018, creció un 69% más rápido que el resto de sus marcas, y supuso el 75% de crecimiento de la compañía en total.

Capturar oportunidades comerciales sin explotar

Encontrar nuevas formas de entrega de productos que ayuden a gestionar los residuos también puede conducir a beneficios de negocio, tales como el ahorro de costes, la lealtad a la marca o la comodidad del usuario. De hecho, transformar únicamente el 20% del plástico de un solo uso en plástico reciclable es una estrategia de ‘upstream innovation’ estimada en 10.000 millones de dólares. 


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Reducir las emisiones de carbono

En paralelo, muchas soluciones que eliminan los desechos también eliminan las emisiones de carbono. La marca SodaStream (adquirida por PepsiCo en 2018), que permite a los clientes producir agua con gas en sus propias casas, reduce las emisiones de carbono hasta en un 87% en comparación con el agua con gas que se vende en botellas de plástico de un solo uso.

Adelantarse a los cambios de regulación

Los gobiernos de todo el mundo están adoptando una legislación destinada a combatir los desechos plásticos, que es cada vez más exigente para las empresas.
Al incorporar esta nueva forma de hacer las cosas, las empresas tienen la posibilidad de cumplir con la normativa y, además, incluso de poder adelantarse a las demandas de las autoridades en esta materia.

En este sentido, las empresas y los organismos llevan tiempo trabajando en esta línea. Fundada en 2018, la red Global Commitment ya engloba a más de 1.000 organizaciones, incluidas empresas que son responsables de más del 20% de todos los envases de plástico producidos a nivel mundial. Todas ellas se han unido con el objetivo de promover una economía circular para el plástico, con un fuerte componente de innovación ascendente.