Cambio climático, contaminación y pérdida de la biodiversidad. Tres grandes problemas globales a los que la economía circular puede poner remedio. Además, la circularidad presenta numerosos beneficios para la salud, gracias a la reducción de los impactos medioambientales, a una mejor gestión de los recursos y a los avances en materia de seguridad alimentaria. En definitiva, la economía circular es esencial para lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 12 fijado por las Naciones Unidas, sobre consumo y producción responsables, aunque también aporta beneficios en el ODS 9 sobre desarrollo industrial y en el ODS 13 sobre acción climática. Y esto cobra más importancia en un momento en el que todos los países buscan reiniciar sus economías tras el impacto de la pandemia de la COVID-19.

En este sentido, a medida que las industrias y los gobiernos de todo el mundo van avanzando en materia de economía circular, se vuelve más necesario alinearse y crear una hoja de ruta común. Por ello, la Fundación Ellen MacArthur ha establecido cinco objetivos de política de economía circular universales que proporcionan un marco para crear una transición que fomente la innovación y separe el crecimiento del consumo de los recursos limitados y de la degradación ambiental. Además, ponen en evidencia que las políticas relevantes están interconectadas, por lo que una alineación a nivel nacional e internacional ayudará a reducir las fricciones trasfronterizas, minimizar el riesgo de que las políticas individuales queden aisladas y eliminar el enfoque de “hacer-tomar-desperdiciar”. 

1. Estimular el diseño para una economía circular

Hay que permitir que todos los productos se diseñen, se accedan y se utilicen de manera que se elimine el desperdicio y la contaminación. Deben conducir hacia la circulación efectiva y económicamente atractiva:

  • Políticas de productos que se centren en un buen diseño para bienes duraderos y embalajes.
  • Estimular diseños circulares de edificios mediante políticas de construcción.
  • Fomentar la producción regenerativa formulando prácticas de abastecimiento y políticas agrícolas y de uso de la tierra.
  • Adaptar la legislación sobre productos químicos.
  • Desarrollar normas para apoyar al comercio de bienes, servicios y sistemas de economía circular.

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2. Gestionar recursos para preservar el valor

Hay que promover el desarrollo de modelos comerciales y sistemas de gestión de recursos que mantengan los productos y los materiales en su valor más alto posible:

  • Crear impuestos y políticas de compras que fomenten la reparación, el intercambio y reventa para maximizar el uso de activos y el retorno sobre la inversión en energía.
  • Desarrollar y armonizar políticas de recolección y clasificación que conduzcan a la retención del valor de los materiales.
  • Desarrollar mercados de materiales secundarios y coproductos.
  • Implementar políticas de planificación espacial para mejorar el flujo y uso de los materiales.
  • Fortalecer los circuitos de recursos a través de políticas de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) y Planes de Devolución de Depósitos (PDD) para respaldar las oportunidades circulares.
  • Revisar las clasificaciones y definiciones de recursos en la legislación sobre residuos.
  • Desincentivar el vertido en vertedores y la incineración.

3. Crear las condiciones económicas favorables para la transición

Hay que crear incentivos económicos y establecer requisitos regulatorios que permitan que las soluciones de economía circular se conviertan en la norma, no en la excepción, generando así beneficios a gran escala:

  • Alinear los incentivos fiscales y arancelarios con los resultados de economía circular.
  • Revisar y desplegar subvenciones.
  • Establecer condiciones a las ayudas estatales y fondos gubernamentales.
  • Revisar la política de competencia.
  • Adaptar los derechos de propiedad intelectual.
  • Implementar políticas de mercado laboral para apoyar la transición.
  • Incorporar la economía circular en las políticas comerciales.
  • Utilizar la contratación pública para desarrollar nuevos mercados.
  • Garantizar la transparencia con requisitos taxonómicos y de divulgación.
  • Revisión de la regulación digital y de datos.

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4. Invertir en innovación, infraestructuras y competencias

Hay que invertir dinero público y estimular la inversión del sector privado de manera que se desarrollen las competencias necesarias para crear oportunidades de económica circular, garantizar una transición inclusiva, apoyar la innovación y desarrollar la infraestructura necesaria para escalar la transición:

  • Proporcionar fondos de investigación interdisciplinarios.
  • Proporcionar financiación de capital riesgo en fase inicial.
  • Apoyar las soluciones financieras combinadas, física y digital.
  • Incorporar la economía circular en los planes de estudios escolares.
  • Desarrollar programas de formación y aprendizaje.
  • Promover aptitudes a través de ayudas internacionales.

5. Promover la colaboración para el cambio del sistema

Hay que fomentar, de nuevo, la colaboración público-privada en todas las cadenas de valor para eliminar posibles barreras, desarrollar nuevas políticas y alinear las existentes:

  • Crear mecanismos de trabajo inclusivos y ágiles con múltiples stakeholders para desarrollar soluciones sistémicas.
  • Desarrollar e implementar campañas de sensibilización.
  • Acelerar el progreso a través de la medición y los datos.

En definitiva, trabajar en dirección a estos cinco objetivos como un conjunto interconectado es clave para un cambio sistémico en la producción y el consumo.