El tereftalato de polietileno o politereftalato de etileno es el material que conforma los envases PET. Este tipo de plástico es cada vez más utilizado por diferentes sectores económicos, gracias a las importantes ventajas que ofrece, como su flexibilidad y ligereza, la resistencia química y térmica que soporta, el aguante que tiene ante la abrasión y ante roturas, o que es fácilmente limpiable.
A pesar de su importante crecimiento en muchas otras industrias, es en la de alimentación en la que el uso de envases PET resulta fundamental. Además de las ventajas citadas, estos permiten al consumidor ver lo que alberga en su interior al ser transparente, poseen una buena resistencia ante roturas y tienen un coste de producción sensiblemente menor que el de otros materiales, lo que implica un menor consumo de agua y de energía.
El uso del PET es algo cotidiano en bandejas, tarros, tuppers, vasos o botellas, dado que favorece la contención de productos alimenticios en frío y permite albergar líquidos y comidas de manera hermética. Además, evita que agentes externos perjudiquen el sabor o estropeen la comida. Su ligereza favorece su transporte, algo clave para, por ejemplo, las cadenas de distribución alimentaria o las empresas de catering. Desde el punto de vista medioambiental, la utilización de este tipo de plástico favorece el reciclaje, estimula un menor consumo de recursos para la fabricación de envases o para su reparto logístico y, también, comunica un mensaje a la sociedad sobre la preocupación de esta industria por el cuidado del medioambiente.
En el caso particular de RepetCo, la compañía ofrece un sistema patentado propio, respetuoso con la naturaleza, a través de envases de PET/PE multicapa alimentarios de origen postconsumo. Por medio de un proceso único, se generan rPET pellets y rPE que pueden ser utilizados de nuevo en la industria alimentaria con bandejas y envases de láminas multicapa de PET/PE; en botellas para refrescos o detergentes; y en fibras para la industria textil y del automóvil.
El PET es clave para el sector alimentario ya que permite conservar los alimentos sin que pierdan propiedades
Importancia en otras industrias
En el caso de muchas actividades industriales, el uso del PET facilita la fabricación de motores o de packagings que son capaces de soportar temperaturas muy bajas en medios ácidos. Entre los segmentos que más lo utilizan cabe citar los casos del sector cosmético y del sanitario, ya que los envases PET son indispensables para poder comercializar ciertos líquidos sensibles y medicamentos, así como productos que requieren de unas condiciones específicas para su conservación, como aceites medicinales, algunos fármacos o polvos de talco.
Sectores como el del automóvil, el farmacéutico o el textil han logrado múltiples beneficios gracias al uso del PET
En otros sectores, como el textil, el uso del PET reciclado es una tendencia tanto desde el punto de vista de moda como de cara a expresar el compromiso de las marcas con el cuidado del medio ambiente. Uno de los sistemas más habituales en este sector es el del reciclaje de material plástico en astillas y en fibras por medio de un proceso llamado polimeración, que más tarde se funden en hileras para formar cordeles y, con ellos, hilos que se juntan en carretes. A partir de ahí, se transforman en fibras de poliéster que, mezclados con otros elementos, sirven para que las fábricas puedan producir prendas de ropa completamente nuevas.
Otra de las industrias que con mayor fuerza lleva apostando desde hace décadas por el uso del PET es la de la automoción. La fabricación de piezas a través de este material aporta un sinfín de ventajas a las compañías que lo utilizan, llegando incluso a sustituir con frecuencia al acero, tradicional rey de este sector. El uso del plástico permite, entre otras ventajas, lograr una reducción significativa en el peso de las piezas, lo que favorece en una mejor aerodinámica de los vehículos. Además, su utilización en el acabado de los interiores favorece el conseguir un mayor aislamiento acústico. Gigantes del sector, como, por ejemplo, Ford, Toyota o Maserati, utilizan habitualmente el plástico en sus plantas de producción desde la década de los noventa.
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