Los envases elaborados con PET se pueden reciclar varias veces sin perder sus propiedades, lo que le convierte en el plástico más demandado en el planeta

El proceso de calentamiento mediante el cual se da una nueva vida útil al plástico degrada en mayor o menor medida su calidad, dependiendo del número de veces que se aplique, ya que acorta las cadenas de polímero. El consenso científico estima que son en torno a 10 las veces que el plástico se puede tratar para reciclar sin llegar a perder sus propiedades, con el matiz de que este número varía según el tipo de plástico que tengamos entre manos. 

Según la norma ASTM International D7611, existen siete tipos de plásticos según sus propiedades y características, cada uno identificable mediante un triángulo en relieve que aparece en su superficie, siendo el tereftalato de polietiliano, más conocido como PET, el que mayores beneficios ofrece, convirtiéndolo en un elemento indispensable para multitud de industrias y de productos.

PET: muchas vidas útiles de calidad

El PET es un polímero que se obtiene mediante una reacción de policondensación entre el ácido tereftálico y el etilenglicol. Para muchos expertos, es el material plástico que más fácil se recicla, siendo, además, el más utilizado en distintos sectores económicos, como el farmacéutico, el de automoción, el textil o el de la alimentación. Para reciclarlo se suele triturar y moler en trozos muy pequeños que, después de varios lavados, se procesan.

La innovación en los tratamientos para darle una nueva vida útil está permitiendo múltiples avances en los últimos años, que auguran que el número de veces que se pueda reciclar este material sin perder un ápice de calidad vaya en aumento en el futuro. Esto es así gracias a compañías como REPETCO, que ofrece un sistema patentado propio, completamente sostenible, para tratar envases de PET/PE multicapa alimentarios de origen postconsumo. 

Por medio de un proceso único, que logra deslaminar por primera vez el material multicapa, se generan rPET pellets y rPE que pueden ser utilizados de nuevo en la industria alimentaria como bandejas y envases de PET/PE; en botellas para refrescos o detergentes; y en fibras para la industria textil y del automóvil.

El PET permite su reutilización continua sin perder un ápice de calidad y es imprescindible en industrias como la de la alimentación, la textil o la farmacéutica

El notable incremento en la demanda mundial de envases PET se debe principalmente a sus propiedades favorables para industrias como la de la alimentación, como constata un informe de la Asociación Nacional de Envases de PET (ANEP):

  • Transparencia, que permite a los clientes poder ver los productos que se venden en los lineales de compra o poder ser coloreado para productos que necesitan ser protegidos de la luz, como es el caso de muchos lácteos.
  • Maleabilidad, que favorece poder producir envases adaptados a cada industria y a cada empresa, potenciando el almacenamiento de los productos o la reducción de los gastos logísticos en su transporte.
  • Ligereza, dado que un envase elaborado con PET pesa de media entre 10 y 20 veces menos que en el caso de otros materiales, permitiendo que se puedan transportar y distribuir más productos a los puntos de venta mientras se reduce el gasto energético y el impacto de la huella de carbono.
  • Sostenibilidad, puesto que el PET no emite óxidos de azufre, nitrógeno ni cloro. Tampoco contiene ninguno de estos elementos en su composición, por lo que es energéticamente sostenible. Esto le permite cumplir con todos los requisitos legales que establecen las normativas nacionales e internacionales, lo que implica que su uso está autorizado en todos los países del mundo.

Otros plásticos que se reciclan

Además del PET, existen otros plásticos reciclados con propiedades diferentes que se utilizan en distintas industrias:

  • Polietileno de alta densidad (o HDPE). Resiste bien la humedad pero contiene antimonio. Lo utilizan empresas de los sectores farmacéutico o de fabricación de bebidas.
  • Polietileno de baja densidad (LPDE). Es flexible y aguanta bien el calor aunque incorpora sustancias nocivas como la acetona o los aldehídos. Se utiliza para producir artículos de consumo habitual como bolsas.
  • Policloruro de vinilo (o PVC). Es rígido y duro, pero contiene una sustancia tóxica llamada nonilfenol. Las tarjetas de crédito o distintos artículos del sector de la construcción lo utilizan.
  • Poliestireno (PS). Es muy moldeable, si bien contiene sustancias tóxicas, como estireno, benceno, antimonio o bromo. Se usa para confeccionar espuma de embalaje o en industrias como la de la electrónica.
  • Polipropileno (PP). También tiene el inconveniente de que incluye sustancias tóxicas, como fenol, aldehídos, cetonas, carboxílicos o ftalatos. Se usa en muchos productos, como pajitas, tapones de botellas o jeringuillas.

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