8 septiembre 2020

Con el confinamiento, los hábitos de consumo cambiaron de la noche  a la mañana. En las grandes ciudades, sobre todo, el consumo comenzó a desviarse de los restaurantes y los comedores de los colegios hacia el hogar, convirtiéndose en el protagonista del consumo de alimentos.

Consecuencia de ello, la recogida selectiva de los envases ligeros de tipo doméstico, incluyendo plásticos, latas y briks, se incrementó en un 15% en los últimos meses. Por otro lado, esta nueva situación ha derivado también en una reducción de los envases de tipo comercial y bolsas de plástico en el pequeño comercio, por el cierre de los mismos. Así, los hogares también han asumido parte de este consumo.

Disminución de la demanda de plástico reciclado

A pesar de ello, la COVID-19 ha dejado una consecuencia muy clara. El mercado del reciclaje de todos los materiales se está viendo afectado por la pandemia, pues es un sector que proporciona materias primas a otras industrias que, a su vez, también se han visto obligadas a parar o reducir la producción. De manera más específica, se ha visto afectada negativamente la demanda de plástico reciclado e, incluso, algunos recicladores se han visto obligados a reducir su producción, tal y como indica la Asociación Europea de Recicladores de Plásticos (PRE, por sus siglas en inglés).

De esta manera, el miedo reside precisamente en eso, en que la demanda de plásticos reciclados se esté reduciendo a raíz de la situación vivida por la COVID-19. Aunque el reciclaje se ha considerado durante el confinamiento como una actividad esencial, desde ANARPLA (Asociación Nacional de Recicladores de Plástico en España) explican que si se deja de consumir plásticos reciclados, estos se acumulan en los almacenes y las plantas de reciclado no pueden seguir haciendo su labor, ya que que no cuentan con más espacio de almacenamiento.

La explicación a este incremento la encontramos en la disminución de la actividad a nivel mundial y la parálisis, en muchos casos, o el descenso, en su mayoría, de la actividad de las empresas transformadoras. Y es que estas suelen ser las compradoras mayoritarias de los plásticos reciclados, sobre todo en los sectores de la construcción, tubería y de la automoción.

Por otro lado, la caída drástica del precio del petróleo ha provocado una reducción en los precios de los plásticos vírgenes que compiten con los reciclados. En mayo se redujeron los precios de los polímeros vírgenes, aunque posteriormente se comenzó a notar que se amortiguaban los abaratamientos.

Incremento del abandono de residuos plásticos en las calles

Hay que destacar también una tendencia que cada vez se observa más en las calles: el littering o abandono de residuos. Esto se produce, sobre todo, desde que el uso de elementos de protección, como son las mascarillas o los guantes, son recomendables o incluso obligatorios. Estos elementos nos protegen de la COVID-19, pero parte de la sociedad no actúa de manera responsable y desecha estos materiales de protección en las calles. Hay que recordar que los guantes y mascarillas, tras su uso, deben depositarse en las papeleras o en el contenedor de basura de resto y nunca en el contenedor amarillo. 

El reciclaje de materiales plásticos se enmarca dentro de la Economía Circular, que dejó de ser hace años una utopía o un ideal de modelo económico para formalizarse en medidas concretas, pues se comprobó que era un modelo que funcionaba y que debíamos adoptar como sociedad para asegurar la superveniencia del planeta y la nuestra propia. Un modelo que sigue una hoja de ruta clara de la que no debemos desviarnos, a pesar de atravesar una crisis sanitaria global.

Foto de Fernando Bustamante