El plástico debe pasar por distintas fases hasta ser reciclado; el papel del consumidor separando correctamente los desechos es clave 

Reducir, reutilizar y reciclar. Es la regla de las 3 erres que condensa el compromiso de las instituciones y de la propia sociedad para intentar reducir el volumen de residuos que se genera. No en vano, organismos como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estiman que, de mantener esta tendencia de consumo, en apenas cuatro décadas el planeta pasará de utilizar cada año alrededor de 460 millones de toneladas (Mt) de plástico (cifra actual) a 1.231 Mt en 2060. 

Entender el ciclo de vida del reciclaje de plástico es clave no solo para comprender la crucial labor que realiza cada ciudadano separando los desechos en su casa, sino también para valorar el trabajo de innovación que realizan las compañías recicladoras para obtener productos basados, por ejemplo, en el PET, que sean cada vez de mayor calidad y puedan ser utilizados por un mayor número de industrias.

Distintas fases para un mismo objetivo

Cualquier producto elaborado con plástico puede tener un ciclo de vida similar a este:

  • Se produce y se comercializa, siendo utilizado en algún momento por un consumidor.
  • Una vez el producto se ha consumido o agotado, el consumidor lo desecha tirándolo a la basura. En este punto, su papel es crucial, puesto que contribuye al reciclaje del producto si lo deposita en alguno de los cerca de 375.000 contenedores amarillos que hay repartidos por España.
  • A continuación, el servicio de recogida de residuos de su municipio lo recogerá y llevará a una planta de selección.
  • En esta planta, todos los residuos son clasificados de acuerdo a su tipología y a la calidad de los materiales que contienen. Es importante que se separen de los plásticos todos los elementos exógenos que suelen llevar consigo, como papeles o aluminio. Cuando se ha producido la separación efectiva, se remite el contenido a un reciclador. En España, existen en torno a un centenar de plantas de selección de residuos.
  • El reciclador, habitualmente mediando un proceso químico de limpiado, consigue que todos los elementos plásticos se encuentren en las mismas condiciones que el material virgen, por lo que se puede proceder a su transformación en materia prima nueva y reutilizable. Existen en nuestro país en torno a 420 recicladores homologados, como es el caso de Repetco, que recicla mediante un sistema patentado propio y respetuoso con el medioambiente envases de PET/PE multicapa alimentarios de origen postconsumo. Ello permite generar rPET pellets y rPE que podrán ser utilizados de nuevo en la industria alimentaria como bandejas y envases de láminas multicapa de PET/PE; en botellas para refrescos o detergentes; y en fibras para la industria textil y del automóvil. Se trata de un procedimiento único,  sostenible y respetuoso con el medioambiente que no utiliza combustibles contaminantes.
  • Tras generar el material PET utilizable por parte de otras industrias, se vuelve a comercializar. 

Los recicladores transforman los envases de plástico desecho en materia prima nueva y reutilizable, que se distribuye a diferentes industrias

El PET, el principal aliado de la sostenibilidad

Gracias a sus múltiples beneficios, el PET es el material reciclado de plástico más utilizado en Europa. Además, cuenta con las máximas certificaciones de seguridad y con unas características únicas que lo hacen muy atractivo para muchas industrias. Por ejemplo, el PET es ligero, transparente (lo que lo convierte en idóneo para los envases del sector de la alimentación), muy resistente e impermeable. También actúa como protector ante microorganismos y líquidos, resiste bien el calor y la abrasión y es totalmente reciclable, en muchos casos, indefinidamente.

En 2018, la Estrategia Europea para el plástico en una Economía Circular, presentada por la Comisión Europea, fijó que para el año 2025 se recicle en el continente el 65% de los envases plásticos y se incluya un 25% de rPET en botellas. En 2030, el reto es conseguir que todos los envases que se comercialicen sean 100% reciclables. El PET está desempeñando un papel fundamental para que se puedan conseguir estos objetivos, ya que, en muchos casos, puede reciclarse de manera indefinida, lo que supone un importante beneficio para garantizar un suministro estable a muchos sectores y para reducir la huella del carbono y afianzar la sostenibilidad del planeta en el largo plazo.

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