Es plenamente sostenible y reciclable. De hecho, está fabricado con materiales que han sido reciclados, principalmente con los envases alimentarios de PET y que se han tirado a su contenedor correspondiente. Hablamos del rPET (técnicamente denominado polietileno tereftalato), un material termoformable que, gracias a su utilidad y a su bajísimo impacto en la huella de carbono, está jugando un papel cada vez más importante en las estrategias globales de economía circular.

Los usos del rPET abarcan un amplio abanico de industrias que va en aumento. Gracias a sus características es resistente al calor pero, a la vez, protege frente al frío. Además, es ligero y resistente. Por ello, se utiliza en multitud de envases de alimentación. Cualidades que se unen al hecho de que, al ser transparente, permite exponer los productos (como las bandejas de carne, los alimentos frescos o los elementos de repostería) en los lineales de los supermercados para que los pueden ver directamente los consumidores. También resulta idóneo para preservar y comercializar bebidas.

En el sector textil, las marcas deportivas son las que están apostando cada vez más por la ropa fabricada con rPET, por su durabilidad, impermeabilidad y flexibilidad. Desde una óptica de respeto al medioambiente, durante el proceso de elaboración de prendas textiles con rPET se produce un 75% menos de emisiones de CO2 que en el de poliéster virgen. Un valor añadido que encoja con las señas de identidad de muchas marcas de moda.

Otros segmentos que han extendido el uso del rPET son, por ejemplo, el de la automoción, el de fabricación de detergentes o el de la producción de artículos publicitarios, como bolsas, botellas o paraguas.

En este sentido, Repetco ofrece un sistema patentado propio, que es respetuoso con la naturaleza, a través de envases de PET/PE multicapa alimentarios de origen postconsumo. Por medio de un proceso único, se generan rPET pellets y rPE que pueden ser utilizados de nuevo en la industria alimentaria con bandejas y envases de láminas multicapa de PET/PE; en botellas para refrescos o detergentes; y en fibras para la industria textil y del automóvil. 

El rPET, entre otros beneficios, es resistente al calor, protege del frío, goza de gran flexibilidad y es muy ligero

Algunos beneficios del rPET

Estos son algunas de las principales ventajas de la utilización del rPET:

  • Rebaja considerablemente el uso de combustibles fósiles, genera menos huella de carbono en su fabricación que otros materiales y es completamente reciclable.
  • Es resistente, flexible y, sobre todo, ligero. Esta última característica es importante para su transporte, ya que tiene un menor impacto medioambiental en su logística que otros materiales.
  • Tiene una mayor resistencia química y térmica.
  • Permite al consumidor ver lo que alberga en su interior al ser transparente.
  • Presenta una elevada resistencia a la abrasión.
  • Posee una buena resistencia ante roturas.
  • Es fácilmente limpiable.
  • Su coste de producción es sensiblemente menor que el de otros materiales, lo que implica un menor consumo de agua y de energía.

Un desafío social global

Cada vez existe una mayor concienciación entre las personas y por parte de las empresas en relación a la importancia de reciclar el plástico para evitar que tenga un solo uso y, con ello, reducir su impacto negativo en el medioambiente. Sin embargo, seguirá siendo necesario el esfuerzo por parte de la Administración y de otros ámbitos de la esfera pública para aumentar los niveles de reciclaje de este material.

La estrategia de la Unión Europea (UE) sobre economía circular está llamada a favorecer cada vez más el uso de plásticos reciclados y, con ello, el crecimiento en el uso del rPET. Pero el desafío sigue siendo muy importante. Cada año, más de 350 millones de toneladas de plástico se generan en todo el planeta, afectando negativamente a los ecosistemas.

Es tarea de todos contribuir a un mundo más sostenible y limpio. Conscientes de ello, los objetivos de la UE en este sentido son ambiciosos e inmediatos, con una fecha clave: en 2030, todos los envases de plástico que se comercialicen tendrán que ser reciclables o reutilizables. Lograrlo es posible pero requiere de una voluntad global para alcanzar el éxito.

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