Cada español recicló más de 13 kilos de plástico doméstico en el hogar durante 2020, según un informe de Cicloplast. Esto sitúa al país entre los líderes en esta materia en Europa, solo por detrás de la República Checa. En total, más de 600.000 toneladas de este material fueron depositadas en algunos de los contenedores amarillos que están repartidos por la orografía nacional.
Entre los objetivos sobre economía circular marcados por la Unión Europea (UE), se encuentra el de que el reciclado de envases de plásticos en el entorno comunitario supere el 50% del total en el año 2025. Según los datos actuales, en España este porcentaje se encuentra ya en el 51,5%, si bien desde el Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico se ha fijado como desafío el llegar al 60% en 2030.
Además, el país, de acuerdo a los datos de Cicloplast, tiene un problema que afrontar no en el reciclado sino en el vertedero, que en otros países europeos se sustituye por valorización. Aunque en la actualidad ya se recicla más de lo que acaba en el basurero, España se encuentra por debajo de la media comunitaria en este aspecto.
Complejidad normativa
Otro de los retos para el sector está en el impacto que tendrá la Ley de Residuos y Suelos Contaminados (pendiente todavía de su tramitación parlamentaria), en la que desde el Gobierno se pretende imponer 0,45 euros/kg para los envases de plástico domésticos e industriales, que se tendría que sumar a los 0,98 euros/kg del punto verde. Según la industria, esto podría llegar a suponer la pérdida de alrededor de 30.000 puestos de trabajo en los próximos años.
No es esta futura ley el único desafío normativo para el sector. El pasado 3 de julio, entró en vigor la prohibición de la UE sobre determinados plásticos de un solo uso, que afecta, especialmente, a los productos elaborados con plástico oxodegradable. Muchos de estos productores deberán pagar de acuerdo a un esquema de responsabilidad extendida del productor (EPR), de cara a cubrir los costes de recolección, transporte y tratamiento de los residuos generados, y para financiar futuras campañas de sensibilización social.
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Además, a partir de 2023 estará prohibida la venta gratuita de envases no reutilizables ya que, a partir de ese momento, quedarán gravados por una tasa medioambiental. Otros artículos, como muchos tapones y tapas, estarán obligados a estar unidos a los recipientes a los que pertenecen.
El futuro del plástico alimentario
De acuerdo a un estudio de ING, las empresas europeas usan más de ocho millones de toneladas de plástico cada año para producir envases de alimentos y bebidas. Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) “todos los materiales plásticos que se comercialicen en la UE deberán de ser conformes, además de con su normativa específica, con lo dispuesto en el Reglamento marco 1935/2004 que recoge los requisitos generales a cumplir por los materiales y objetos destinados a entrar en contacto con los alimentos”.
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El plástico seguirá siendo necesario para el buen desarrollo y funcionamiento de la sociedad, si bien es crítico controlar cada vez mejor su impacto medioambiental. Por ello, en relación a los envases alimentarios hay que trabajar más en el uso de soluciones de reciclaje que sean eficaces y que generen la mínima contaminación posible.
En este sentido, RepetCo ofrece un sistema patentado propio, que es respetuoso con la naturaleza, a través de envases de PET/PE multicapa alimentarios de origen postconsumo. Por medio de un proceso único, se generan rPET pellets y rPE que pueden ser utilizados de nuevo en la industria alimentaria con bandejas y envases de láminas multicapa de PET/PE; en botellas para refrescos o detergentes; y en fibras para la industria textil y del automóvil.